viernes, 5 de abril de 2013











Sabia que no había vuelta atrás, demasiadas veces pensando en lo mismo, día tras día, los mismos pensamientos, una mezcla de realidad y sueños por cumplir.
Harta de reprimir sus deseos, esperando que algo cambiase de repente y no llegara el momento que ahora, por suerte o desgracia estaba viviendo.
Quería cambiar toda su vida de un plumazo, dejar de una vez por todas las miserias de aquella vida que ella no había elegido vivir.
Sueños rotos, vidas huecas, vacías sin sentimientos...
La familia resulto ser toda una farsa, nadie amaba realmente por amar, sino que se movía en una espiral de resentimientos, venganzas y burlas. Eso la hacía sufrir demasiado, casi hasta el extremo de sentir un ahogo físico por la negatividad por parte de todos.
Empezando por sus propios hijos, los que había parido, si, amado por encima de todo y, en cambio, su moneda era igualmente falsa, sin valor, vacía, sin sentimientos nobles, altruistas o empáticos.
Cerró los ojos y suspiró profundamente. Era un alivio, si, a la vez que una egoísta...no, no, nada de eso, cada uno que viviese su vida como mejor se le antojara, ahora...ella haría lo mismo con la suya.
Recordando pensó también en su trabajo, aquellos compañeros indeseables, traicioneros. Aquellas palabras hirientes, falsas, disfrazadas de amabilidad, a veces, y otras, desnudas con toda su crueldad.
Estaba harta de vivir así, pocas veces había sentido el calor de la gente a quien trataba todos los días. Gente que al hablar nunca se molestaba en mirarte a los ojos, pobre gente, gente pobre de sentimientos y deseos.
No iba a terminar como todos ellos, quería encontrar la solución, una salida. Muchas veces se lo había propuesto, pero siempre por alguna causa desistía.
Ahora no, ahora era el momento justo, se disponía a coger aquel tren, el tren de sus deseos, el tren que la llevaría a su felicidad, a la libertad absoluta.

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Cogió su billete, enseguida oyó llegar su tren, de momento su destino era Barcelona, pero sabía muy bien que allí desaparecería, a ser posible, para siempre. No quería dejar ni el más mínimo rastro, nadie tenía que encontrarla, ni siquiera la poca gente que suponía la había querido de verdad.
En el trayecto su mente voló de nuevo, pensó en mil y un destinos, pero de repente volvía a mandar su parte más racional y desistía de una u otra idea.
Tenía tiempo, casi dos horas hasta llegar a su destino, el primero, ya no había marcha atrás.
Siempre le gustó el norte, la gente era amable, abierta y el clima era perfecto, nunca hacía demasiado calor en verano. No sabía si sería buen destino quedarse a vivir en España. Tenía una hermana en el extranjero, pero no quería molestar a nadie, sería ponerla en un aprieto, se descubriría sin lugar a dudas y le recriminarían el por qué de su desaparición...además tenía que salirse con la suya, sola sin ayudas desde su libertad de movimientos, expuesta a lo bueno y a lo malo que seguro se encontraría por el camino.
Había sacado todos sus ahorros para poder marchar, ninguna fortuna, su vida estuvo siempre plagada de deudas suyas y de otros que se refugiaron por su buen corazón, por no saber decir “no” alguna que otra vez.
Así que pensó que lo mejor sería irse fuera y ahorrar durante un tiempo para conseguir el dinero suficiente para viajar lejos, un destino lejano, quizás Sudamérica o Cuba.
Había en este destino algo muy positivo, no tener que esforzarse en aprender otro idioma. Cuba le encantaba desde siempre, sentía atracción...ganas de vivir tranquila y relajadamente, poder dibujar una sonrisa en su cara sin esfuerzo, algo que había dejado de hacer.
Ese  sería su destino, no quería darle más vuelta, su elección estaba tomada. Trabajaría una temporada en Asturias o quizás Santander y más adelante embarcaría con destino Cuba.
No sería complicado, le apetecía poder disfrutar de lo que le quedase de vida envuelta en el anonimato.


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Cuando llegó a la estación de Sants le pareció que esta era más grande, mucho más que otras veces . El ruido de la gente, su ir y veir, apresurado, cargados con sus equipajes, todo revuelto pero sin embargo, bajo control.
Se dirigió hasta uno de los estrechos pasillos llenos de pasajeros en busca de su destino, quien sabe si como ella misma, intentando encontrar el verdadero camino de su vida.
La mayoría tenían su semblante triste, casi sin expresión o crispados por el estrés que suponía llegar tarde vete a saber donde, casi perdidos en su propio anonimato. Ella se sentía diferente, lo palpaba desde lo más profundo de su ser. Sin verse notaba un cambio en su rostro, un semblante más feliz y relajado, si aquella tensión que hacia demasiado tiempo la acompañada donde quiera que fuese, la que su rostro delataba.
Al llegar al fin a la superficie, la luz de la calle le resultó inmensa, casi cegadora. Agradeció aquellos últimos rayos de sol penetrantes que señalaban el final del verano y el inicio incipiente de la próxima estación. Un otoño, como de costumbre, lleno de cosas caducas, recuerdos, historias, amor y...quizás también en un soplo la misma vida.
Paró en la cafeteria más cercana, tomarse una taza de café con leche le sentaría estupendamente. Lo pidió, con la leche natural, como siempre, quería saborear sorbo a sorbo el sabor de la libertad.
Empezó hacer de nuevo preyectos, esta noche la pasaría en un hotel cualquiera y al día siguiente, después de haber descansado, con su cuerpo cargado de pilas eligiría el destino, tenía, por cierto, que mirar los horarios de los trenes, pero bueno, no tenía ninguna prisa, podría hacerlo al día siguiente.
En la misma Diagonal encontró el hotel deseado, sin demasiadas pretensiones, pero limpio y acogedor. Llevaba poco equipaje, lo justo, una maleta pequeña que ya la había acompañado en su último viaje a las islas pitiusas.
Quería renovar su vestuario, cambiar, ya desde fuera, pero eso lo dejaría para cuando llegara a Santander, sí Santander, por fin había eligido su destino, el primero, el comienzo de su nueva vida. En aquella ciudad sibarita donde las haya encontraría seguro un trabajo, en cualquier bar o restaurante.
Cerró la luz de la lamparilla de la mesita de noche y sin apenas proponerselo se sumergió en un profundo sueño..,


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