Era un día clar la mateixa brisa a la cara com l'any anterior i de puntetes, poc a poc com si tinguès por, vaig arribar, fins la voreta del aigua. Al tancar els meus ulls tots els sentits prenien forma.
El plaer de l'escalfor d'aquell sol, la sua caricia de la brisa la gelor de l'aigua als meus peus i de cop, la caldor de la sorra... Tot em va transportar de fet, em sentía en un altre món qui sap si de nom "Paradís".
Desprès vindrien més díes, tot l'estíu i jo, gaudin de tot allò.
He tingut un somni i que'n era d'estany per una carretera petita i amb un cotxe petit... en volía fondre!! El paissatge era trist i quasi sense llum.
He tingut un somni i que'n era de bonic triunfant, amb una espasa era la doncella que lluitava rés em feia por ni tan sols les flames del dragó. Dins de un món mágic plé de natura verda i d'aigua clara com la llum qu'enlluernava.
De vegades el secciono busco raconets colors, Veig com batega i trobo coses pensaments, recors de la infantesa que fan mal de tant d’amor. De repent em veig cosin-lo amb fil de color d’or per amagar la tristesa. Paro compte escolto discreta Ai quin cosol!! batega!! es festa de nou.
L’aroma dels taronjes amb flor l’aler de l’aire a la cara amb la velocitat del meu cor que bategava apresurat pel’esforç continuat de les meves cames. Una barretja de tot que em feia flotar i el cap despejat a més no pugue. I poc a poc la sendera es feia més curta fins arribar a l’illa i una mica més allà el mar obert salvatge, ple de vida. Recordo la sorra entrellaçant el meu cabell i els peus mullats per l’aigua gelada. Tot eren rialles i dolçor els amics junts difrutan-ho i les nenes pletóriques jugant. Desprès la pujada dolorosa si però tant excitant con abans. La pluja a la cara i l’olor de la terra mullada… Però el que més recordo ai si!! es aquell amic impacient esperant l’arribada, cuidant de cadascú de nosaltres i jo, demanant ajuda!! El Vehicle va ser la meva salvació… el senyent va fer de les seves i a mi em va cascar ven bé. Son moments que portaré dins per recordar en dies de pluja.
Tan frágil sin perder nunca el sentido observando todo, hasta lo más diminuto. De sentimientos encontrados vacía y llena a la vez, no sueñes despierta despierta y sueña. Tus alas de llevaran lejos allí donde el dolor no existe donde la luz de tu mirada se valora donde está, igual que tú la vida. Dame tu más hermosa sonrisa regálame con el timbre de tu voz. Eres todo creación, todo dulzura formando con tus manos soplos de vida, rayos de luz... así plasmas tu interior Maijo.
Te he contemplado de lejos como puzzle aguadero mil y una parcelitas llenas de color de cielo.
Mis ojos se iluminan pensando en su simiente que despertará presurosa con el calor en la frente.
Crecerá rápida la espiga en tonalidades verdosas y de sus entrañas germinará orgullosa cambiando a colores ocres el más preciado tesoro guardado cautelosamente.
El” pagés” de reojo visionando la cosecha temeroso de tormentas y vientos huracanados pide y reclama al cielo que tenga un buen año.
Su oro no es dorado sino blanco. dará para su satisfacción más que para su bolsillo pero mientras su espalda aguante no pensará en dejarlo.
Sin verte, te miro y acaricio tus ojos me devuelves la mirada sin verte, y avivo la luz a mi antojo. Mis manos desnudas, sin calor aparente tocan las tuyas frías sin vida. Intento cubrirlas de chispeantes caricias más siguen ahí en el témpano frío de tu vientre. Quizás mañana cuando despiertes, cuando de nuevo entre el sol por tu ventanal entre sueños borrosos recuerdes, que acaricie tu espalda, que dibuje mariposas en tu frente. Llenando de perfumes y esencias intente avivar los recuerdos persistentes ahora sueña…nada recuerdes solo embriágame de esta plenitud envolvente.
Como mendigo hambriento reclamo tu calor, tus rayos tenues no son suficientes, necesito más. Quisiera quemarme bajo tu luz brillante, quedarme casi ciega y dejarme ir en tu energía inagotable. Casi lo consigo junto a la hamaca inquieta que balancea mi cuerpo me hace sentir bien me regenera cuanto más lo preciso ahora, ya segura puedo caminar de nuevo y, no hacerme daño tu luz me protege, me da vida y bajo ella, mi sombra se alarga y me da confianza. Deja para mañana más de lo mismo estaré puntual a tu cita cuando empieces asomar discretamente por el horizonte sereno cuando asome acaso tenue el primer rayo allí estaré sin prisas pero acaso sin otra cosa que poner en mis manos no importa, me llenaré de ti y eso, será suficiente
Desperté de un largo letargo en el tiempo, las sonrisas que florecieron en aquel invierno cálido desaparecieron en el torrente de tus ojos como lava ardiente entre mis manos, quemaron todo, hasta tus recuerdos y, ahora, como resurgir de entre las tinieblas igual que el Ave Fénix... me abro de nuevo, me lleno después del vacio y contemplo la grandiosidad de la vida, esta vida que se me negó, que quisiste aniquilar como, un soldado a su enemigo. Pero nada importa... ya estoy ahí de nuevo y hay esperanza, hay fé en este futuro que ahora se me antoja incierto. Tus ojos jamás veran mi luz ni lo pretendo, tu boca nunca acariciará la mía, no recuerdo, ni lo intento recordar tu aroma de macho en celo, me basto, me regenero, soy la Luz de mi propia sombra, soy nueva de nuevo...
Mis manos frías, insensibles no apreciaron el calor de las tuyas, como una muñeca rota oscura, triste, sin vida... Y, mientras... tu sonrisa tenue, la luz de tu mirada y la alegría de tu rostro hizo mella en mí. Traspasaste el témpano frío de mi cuerpo sin calor aparente y la vida oscura de mi ser. La vibración armónica llegó e hizo renacer en mí las ganas de sentir, de apreciarte, de reflejarme en ti. Ahora, en esta nueva primavera de mi vida nada la empaña, la anterior, quedó atrás y con ella, sus desdichas. Gracias por esperarme por comprender me y... por amarme.
Y que importa si la luz está encendida sino se refleja en tus ojos ni la más diminuta partícula y el más oscuro brillo. Sin apreciar apenas las fracciones de tu rostro. A tientas, como en tinieblas haciendo sublime el sentido de mis dedos, la caricia de mis manos golpea fuerte…avanzando. Sin temer a nada sin temor a la duda aquella que me hizo fuerte acaso ahora enardecida, despendiendo todo dolor me entrego al hechizo.
Era una noche cálida tan cálida como tus ojos, de tu cuerpo salieron luces de mi corazón luceros. Era un día triste, el más triste que recuerdo el cristal de tus ojos verdes se clavó por mi cuerpo. Ya no será la risa ni el cascabel de tu salero el que me cantaba por bulerías dando color a mis adentros. La playa quedó desierta desierta quedó mi alma, ya no veré, mi amado el color de tu negro pelo.
He visto montañas, valles laderas y ríos. He acariciado el suave mar y la oscura ladera del océano. Desde la altura de mi temple descubrí escondrijos, y asalte madrigueras. Pero sé que soy invencible, temida y venerada cual una diosa que voltea siempre al acecho, que espera su presa, Más nada es cierto. Soy tibia como el café con leche dulce como la miel, presa de mi destino que me mantiene alejada de los que deseo. Arrinconada entre altivas montañas que predicen mi destino. Y mientras soy débil para continuar viviendo corto mi pico desplumo mis alas, es como en nuevo resurgir de un gélido invierno.
Tengo un Universo ese, es el mío lleno de ilusiones, lleno de proyectos.
Tengo un Universo quiero compartirlo trataré de expresarlo como yo lo entiendo.
Tengo un Universo que merece ser querido me alumbra en las horas tristes pero cauteloso deslumbra si se lo pides.
Te mece cual sirena en su mar tiene rocas para descansar, mil estrellas en el horizonte y caracolas para poder escuchar.
En Él, nada me falta con Él, todo es suficiente un caminito llano anda con el Sol a sus espaldas bordadito de azucenas y de ilusiones blancas.
Vente a descubrirlo conmigo será una experiencia grata, campanillas de colores sonaran entre palmas jilgueros saltarines y florecillas raras, vente caminando conmigo entre la vereda baja.
Había una vez en un bosque muy lejano, lleno de naturaleza y vida, con árboles de color verde esmeralda y flores multicolores. Allí vivía
muy cerca de un cristalino riachuelo una hormigüita pequeña, tan pequeña que cuando cualquier otro animalito del bosque pasaba por su lado ni siquiera se daba cuenta de su presencia.
Ella era consciente del desprecio de lo demás pero nada le importaba pues cuando regresaba a su hormiguero después de un largo y cansado día de recoger las semillas que encontraba debajo de los árboles del bosque, sentía el calor y la ternura de todos los de su especie.
Allí creció arropada sin faltarle nunca todo el amor de los suyos.
Pero llegó el día en que tuvo que abandonar el hormiguero para seguir su propio destino. En su trayecto vivió toda clase de aventuras y retos. Se hizo amiga de muchos animalitos que iba encontrando por el camino, algunos la ayudaron en los momentos más difíciles, cuando a causa del frio invierno, tenían que darle cobijo porque acarecían fuertes tempestades.
Pero después...tenía que continuar su camino, enfrentarse con la realidad del mundo exterior. Habían días que sus fuerzas se mervaban y creía desfallecer y recordaba el calor de su hogar, como tanto amor la alimento y protegió sin pedirle nunca nada a cambio. Pero ese mismo amor, aunque lejos, la arropaba con su calor en las frias noches donde sólo disponía del cielo azul cobalto y las lucecitas de un millón de estrellas como techo.
Un día llegó cerca de un risueño arrollo donde pausadamente croaba una ranita subida a una piedra con color a musgo. El lugar era hermoso, había infinidad de insectos revoloteando alegremente entre flores de mil colores y árboles que llegaban hasta el cielo, con hojas tan brillantes como lanzas plateadas. La ranita le saludó, eso la hizo sentirse halagada, ya que no estaba acostumbrada a que nadie le hicieracaso. Hablaron largo rato, la hormigüita le explicó su peregrinación, sus proyectos futuros y las ganas que tenía de construir su propio hogar.
La ranita le propuso quedarse allí, los animalitos del bosque se conocían y ayudaban mutuamente, reinaba la paz y la alegría en dicho lugar.
Ella pensó que sería realmente cierto y bonito quedarse con ellos pues, con las pocas horas de estar allí, sentía que aquel arrollito le brindaba todo lo que hacía tiempo iba buscando.
Encontró un robusto árbol, en la base, su tronco parecía hecho para resistir los gélidos inviernos y a su lado miles de semillas , además de las florecillas olorosas que crecían vivamente.
Tardó muchos días en tener aseado su hormiguero, pero no faltaba de nada, en su despensa, cientos de semillas, y en su cocina, la llama del amor que cobijaba dentro de su propio corazón.
Los días pasaban armoniosamente, la primavera estaba ya terminando, dejando pasar al caluroso verano, llenando de luz y calor todo el bosque.
Hizo infinidad de amigos: las cigarras con su alegre cantar, toda la colonia de ranitas con su peculiar croar, los alegres pajaritos prendidos de las ramitas de los árboles, y hasta las ardillas se hicieron amigas suyas, dejando que cojiera todas las semillitas más pequeñas y con las más grandes eran ellas las que se encargaban de roerlas para hacerlas más pequeñitas y así poder entrar en su despensa en lo profundo de su hormiguero y asítener provisiones para el próximo invierno.
Fué entonces, cuando sin apenas darse cuenta, empezaron a caer las primeras lluvias y con ellas todas las hojas de los árboles teñiendo de colores ocres todo el paraje que antes había sido tan colorido.
Era hora de invernar, de meterse en su cuevecita y aletargarse durante el frio invierno.
La ranita no sabía que ella, para sobrevivir, tenía que dormir durante largo tiempo, la extrañaba y la llamaba continuamente, le pedía a gritos que saliera a hablar con ella ya que se aburría porque nadie en el bosque le hacía caso.
Sin pensarselo siquiera, salió, cobijada bajo un hongo de colores llamativos, eso hizo que sus patitas perdieran fuerza, apenas pudo darle las explicaciones para que entendiera el porqué de su ausencia.
Alarmada, pidió auxilio, pero nadie en el bosque la escuchó, todos permanecian en sus casitas al abrigo de las tempestades. Solo la ranita, que estaba esperándola oyó sus gemidos, saltó hasta llegar donde se encontraba la hormigüita, lamió sus patitas y la subió a su lomo hasta llevarla hasta la entrada de su hormiguero.
Le pidió mil disculpas y juró no interrumpir el ciclo normal de su existéncia. Se prometieron que al llegar los primeros rayos primaverales volverían a encontrarse y a saber una de la otra.
LA ESENCIA DE LO QUE SOMOS Y NUESTRO PARTICULAR RODAJE POR LA VIDA, ES LO MÁS IMPORTANTE PARA NUESTRO CRECIMIENTO Y SUPERVIVENCIA.