Sabia que no había vuelta
atrás, demasiadas veces pensando en lo mismo, día tras día, los mismos
pensamientos, una mezcla de realidad y sueños por cumplir.
Harta de reprimir sus
deseos, esperando que algo cambiase de repente y no llegara el momento que
ahora, por suerte o desgracia estaba viviendo.
Quería cambiar toda su
vida de un plumazo, dejar de una vez por todas las miserias de aquella vida que
ella no había elegido vivir.
Sueños rotos, vidas
huecas, vacías sin sentimientos...
La familia resulto ser
toda una farsa, nadie amaba realmente por amar, sino que se movía en una
espiral de resentimientos, venganzas y burlas. Eso la hacía sufrir demasiado,
casi hasta el extremo de sentir un ahogo físico por la negatividad por parte de
todos.
Empezando por sus propios
hijos, los que había parido, si, amado por encima de todo y, en cambio, su
moneda era igualmente falsa, sin valor, vacía, sin sentimientos nobles,
altruistas o empáticos.
Cerró los ojos y suspiró
profundamente. Era un alivio, si, a la vez que una egoísta...no, no, nada de
eso, cada uno que viviese su vida como mejor se le antojara, ahora...ella haría
lo mismo con la suya.
Recordando pensó también
en su trabajo, aquellos compañeros indeseables, traicioneros. Aquellas palabras
hirientes, falsas, disfrazadas de amabilidad, a veces, y otras, desnudas con
toda su crueldad.
Estaba harta de vivir
así, pocas veces había sentido el calor de la gente a quien trataba todos los
días. Gente que al hablar nunca se molestaba en mirarte a los ojos, pobre
gente, gente pobre de sentimientos y deseos.
No iba a terminar como
todos ellos, quería encontrar la solución, una salida. Muchas veces se lo había
propuesto, pero siempre por alguna causa desistía.
Ahora no, ahora era el
momento justo, se disponía a coger aquel tren, el tren de sus deseos, el tren
que la llevaría a su felicidad, a la libertad absoluta.
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Cogió su billete,
enseguida oyó llegar su tren, de momento su destino era Barcelona, pero sabía
muy bien que allí desaparecería, a ser posible, para siempre. No quería dejar
ni el más mínimo rastro, nadie tenía que encontrarla, ni siquiera la poca gente
que suponía la había querido de verdad.
En el trayecto su mente
voló de nuevo, pensó en mil y un destinos, pero de repente volvía a mandar su
parte más racional y desistía de una u otra idea.
Tenía tiempo, casi dos
horas hasta llegar a su destino, el primero, ya no había marcha atrás.
Siempre le gustó el
norte, la gente era amable, abierta y el clima era perfecto, nunca hacía
demasiado calor en verano. No sabía si sería buen destino quedarse a vivir en
España. Tenía una hermana en el extranjero, pero no quería molestar a nadie,
sería ponerla en un aprieto, se descubriría sin lugar a dudas y le recriminarían
el por qué de su desaparición...además tenía que salirse con la suya, sola sin
ayudas desde su libertad de movimientos, expuesta a lo bueno y a lo malo que
seguro se encontraría por el camino.
Había sacado todos sus
ahorros para poder marchar, ninguna fortuna, su vida estuvo siempre plagada de
deudas suyas y de otros que se refugiaron por su buen corazón, por no saber
decir “no” alguna que otra vez.
Así que pensó que lo
mejor sería irse fuera y ahorrar durante un tiempo para conseguir el dinero
suficiente para viajar lejos, un destino lejano, quizás Sudamérica o Cuba.
Había en este destino
algo muy positivo, no tener que esforzarse en aprender otro idioma. Cuba le
encantaba desde siempre, sentía atracción...ganas de vivir tranquila y
relajadamente, poder dibujar una sonrisa en su cara sin esfuerzo, algo que
había dejado de hacer.
Ese sería su destino, no quería darle más vuelta,
su elección estaba tomada. Trabajaría una temporada en Asturias o quizás
Santander y más adelante embarcaría con destino Cuba.
No sería complicado, le
apetecía poder disfrutar de lo que le quedase de vida envuelta en el anonimato.
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Cuando llegó a la estación de Sants le pareció
que esta era más grande, mucho más que otras veces . El ruido de la gente, su
ir y veir, apresurado, cargados con sus equipajes, todo revuelto pero sin
embargo, bajo control.
Se dirigió hasta uno de los estrechos pasillos
llenos de pasajeros en busca de su destino, quien sabe si como ella misma,
intentando encontrar el verdadero camino de su vida.
La mayoría tenían su
semblante triste, casi sin expresión o crispados por el estrés que suponía
llegar tarde vete a saber donde, casi perdidos en su propio anonimato. Ella se
sentía diferente, lo palpaba desde lo más profundo de su ser. Sin verse notaba
un cambio en su rostro, un semblante más feliz y relajado, si aquella tensión
que hacia demasiado tiempo la acompañada donde quiera que fuese, la que su
rostro delataba.
Al llegar al fin a
la superficie, la luz de la calle le resultó inmensa, casi cegadora. Agradeció
aquellos últimos rayos de sol penetrantes que señalaban el final del verano y
el inicio incipiente de la próxima estación. Un otoño, como de costumbre, lleno
de cosas caducas, recuerdos, historias, amor y...quizás también en un soplo la
misma vida.
Paró en la cafeteria
más cercana, tomarse una taza de café con leche le sentaría estupendamente. Lo
pidió, con la leche natural, como siempre, quería saborear sorbo a sorbo el
sabor de la libertad.
Empezó hacer de
nuevo preyectos, esta noche la pasaría en un hotel cualquiera y al día
siguiente, después de haber descansado, con su cuerpo cargado de pilas eligiría
el destino, tenía, por cierto, que mirar los horarios de los trenes, pero
bueno, no tenía ninguna prisa, podría hacerlo al día siguiente.
En la misma Diagonal
encontró el hotel deseado, sin demasiadas pretensiones, pero limpio y acogedor.
Llevaba poco equipaje, lo justo, una maleta pequeña que ya la había acompañado
en su último viaje a las islas pitiusas.
Quería renovar su
vestuario, cambiar, ya desde fuera, pero eso lo dejaría para cuando llegara a
Santander, sí Santander, por fin había eligido su destino, el primero, el
comienzo de su nueva vida. En aquella ciudad sibarita donde las haya
encontraría seguro un trabajo, en cualquier bar o restaurante.
Cerró la luz de la
lamparilla de la mesita de noche y sin apenas proponerselo se sumergió en un
profundo sueño..,